Nada.
Porque pensé que quizás,
y pensé que tal vez,
y de tanto pensar talveses y quizases
el tiempo quedó crudo y esperando.
Y no pasó nada.
Y quedó dura y fría
la cicatriz del miedo,
enternecida en la cuna
de mis hijos por parir.
Y seguí dudando,
y seguí esperando.
Y nada.
No pude continuar llorando.
Dejé de pensar mañanas.
Invoqué a la inercia
y me tiré de bruces
en sus toscos brazos.
Y nada.
No pasó nada.
Las brujas ríen al oír mi llanto.
El demonio adelantó el reloj
con pasos estirados,
y se fueron los días,
se fueron los años,
y seguiré esperando.
Porque he comprendido ahora
que en el tiempo que me queda
no pariré mas que el espanto.
Porque pensé que quizás,
y pensé que tal vez,
y de tanto pensar talveses y quizases
el tiempo quedó crudo y esperando.
Y no pasó nada.
Y quedó dura y fría
la cicatriz del miedo,
enternecida en la cuna
de mis hijos por parir.
Y seguí dudando,
y seguí esperando.
Y nada.
No pude continuar llorando.
Dejé de pensar mañanas.
Invoqué a la inercia
y me tiré de bruces
en sus toscos brazos.
Y nada.
No pasó nada.
Las brujas ríen al oír mi llanto.
El demonio adelantó el reloj
con pasos estirados,
y se fueron los días,
se fueron los años,
y seguiré esperando.
Porque he comprendido ahora
que en el tiempo que me queda
no pariré mas que el espanto.
Buenísimo.
ResponderEliminarBueno, no buenísimo por el tema.
Muy linda... no tampoco es la palabra.
Que se yo.
Me gustó sin sonrisa (¡mah si!)
La autora de este poema ¿piensa tener hijos?
ResponderEliminarPorque las mujeres que no paren también tienen hijos aveces más que las que paren.
Besos
Gracias a los dos. Estoy por nombrarlos "los padrinos mágicos".
ResponderEliminarPrefiero ser el sobrino, el que le pide cosas a los padrinos mágicos.
ResponderEliminarPero, bueh... puedo ser padrino también. Se unos trucos de magia con cartas que nunca me salen bien.