lunes, 3 de agosto de 2009

MADRE DEL ESPANTO


Nada.
Porque pensé que quizás,
y pensé que tal vez,
y de tanto pensar talveses y quizases
el tiempo quedó crudo y esperando.
Y no pasó nada.

Y quedó dura y fría
la cicatriz del miedo,
enternecida en la cuna
de mis hijos por parir.

Y seguí dudando,
y seguí esperando.
Y nada.

No pude continuar llorando.

Dejé de pensar mañanas.

Invoqué a la inercia
y me tiré de bruces
en sus toscos brazos.

Y nada.
No pasó nada.
Las brujas ríen al oír mi llanto.

El demonio adelantó el reloj
con pasos estirados,
y se fueron los días,
se fueron los años,
y seguiré esperando.

Porque he comprendido ahora
que en el tiempo que me queda
no pariré mas que el espanto.

4 comentarios:

  1. Buenísimo.
    Bueno, no buenísimo por el tema.
    Muy linda... no tampoco es la palabra.
    Que se yo.

    Me gustó sin sonrisa (¡mah si!)

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  2. La autora de este poema ¿piensa tener hijos?
    Porque las mujeres que no paren también tienen hijos aveces más que las que paren.

    Besos

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  3. Gracias a los dos. Estoy por nombrarlos "los padrinos mágicos".

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  4. Prefiero ser el sobrino, el que le pide cosas a los padrinos mágicos.
    Pero, bueh... puedo ser padrino también. Se unos trucos de magia con cartas que nunca me salen bien.

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