lunes, 27 de julio de 2009

AL QUE LE QUEPA EL SAYO...

Cuando uno escribe, las palabras dicen lo que uno quiere que digan. Pero cuando otro lee lo que uno escribió, esas palabras pueden decir lo que el lector quiere que digan.
Es decir, las palabras pueden ser unas traidoras.
Igual, algunos escritores merecen esta traición, ya que abusan de la generosidad del idioma y lo estrujan, lo revuelven, lo tuercen y retuercen para decir cosas que tal vez solo necesiten una palabra. Un sustantivo. Un verbo. Tal vez un pequeño adjetivo. ¿para que mas?
¿Que es más importante: lo que tengo para decir, o la manera de decirlo?
O mejor: ¿tengo algo para decir o solo quiero lucir mis floripondios idiomáticos como una pretendida demostración de habilidad o inteligencia?
Se que hay miles de ejemplos de lo que digo...

...Pero por favor lean esto!!!

Al que le quepa el sayo que se lo ponga...

miércoles, 22 de julio de 2009

UNO DE "ESOS" DÍAS


"Como quien viaja a lomos de una yegua sombría..." (J. Sabina)


Era uno de esos días fatales: me torcí un pie al bajarme de la cama. Se terminó el kerosén de la estufa y la leña del hogar y el auto no quiso arrancar. Los taxis estaban de paro. Hacía casi cincuenta grados bajo cero (bueno, no tanto) y tuve que caminar veinte cuadras hasta la oficina, (eso si: veinte y media) a esa hora macabra en que los niños van hacia el colegio.
A mi edad, con hijos grandes y sin nietos, un niño es un pequeño monstruo. Aplaudo a Sigmund, cuando dice que son “perversos polimorfos”. No hay mejor definición para esas cosas chillonas, maleducadas, sucias e irrespetuosas.



Y allí iba: manos enterradas en los bolsillos del abrigo, barbilla enterrada en la bufanda de lana, (pelos de lana en la boca, en la garganta), zapatos de buen cuero congelado por la escarcha en las esquinas y adornados por popó de perro pisado en la vereda de casa, pensando en el reuma como posibilidad y la gripe como certeza, si no neumonía. Un humor de perros. Pero de perros malos. Entonces me la choqué. De frente, con ganas.



Ella caminaba también con la pera en la bufanda, cuidándose de no tropezar.
Se me voló el porta documentos que apretaba bajo el brazo.
Se le volaron cien mil porquerías que llevaba en los brazos.
Hombre al fin, (pero refunfuñando) comencé a levantar los pequeños cachivaches desparramados: autitos, muñequitas, sonajeritos, chupetitos, pelotitas, ¡Pufff!
En vez de “gracias” me dijo “¿Por qué no mira por donde camina?” y siguió viaje, derechita, más mufada que antes.
Murmuré un “disculpe” sin muchas ganas, y me guardé una agendita rosada en el bolsillo. Por descuido (o por bronca) no se la di cuando la levanté del piso…



Llegué a la oficina media hora tarde, y –justo ese día, claro- había inspección. No valieron las excusas, y la suspensión por 48 hs. se hizo efectiva en cuanto pisé la vereda a las seis de la tarde. El paro de taxis seguía invariable, veinte cuadras de vuelta a casa con el humor de perros… pero ya rabiosos.



Me acordé del kerosén en el camino, y con los guantes enchastrados llegue a casa. Al freezer. Ochenta grados bajo cero entre las paredes, cien grados bajo cero en el alma.
Dos días de “vacaciones” por delante, días de semana, cuando los amigos trabajan.



Encendí la vieja “fogata” y encargué la leña por teléfono: nada hasta el otro día. Me hice un té, y mientras encendía el televisor para ver un poco las noticias en Crónica, me acordé de la agendita rosada.
La revisé de punta a punta: resulta que ella se llamaba “Alicia Paula Miramares”, tenía unos años menos que yo, y vivía a unas cuadras de la casa de mi hija mayor. En las hojas fui descubriendo que tenía dos hijos, ocho nietos (¡si, ocho!), y también animales: gatos, perros o pájaros. Decía, por ejemplo, cosas como: “comprar alimento Pupi y Popi y Pipi”: me fue ganando la risa de a poco.
Decidí llamarla, para avisarle…



Una voz de hombre me saludo con un “hola” fuerte, y me sorprendió. No pensé ni por un momento en la posibilidad de un marido, y tenía miedo de provocarle un problema… pero al preguntar por “la señora Miramares” la voz gritó: “¡¡Viejaaaa!! ¡Para vos!” y volví a sonreír. Menos problema un hijo que un marido.



El asunto es que al otro día el auto arrancó lo mas bien, tomé un café negro y bien caliente con tostadas perfectas, me llevaron la leña y fui a devolverle la agenda a Alicia con el mejor humor del planeta. Camino a su casa imaginé veinte maneras de proponerle una salida posterior, un café, un nuevo encuentro. Hasta olvidé a los nietos y a Pupi y Popi y Pipi.
Casi llegando, ya estábamos de vacaciones en Las Toninas, felices y abrazados bajo el sol.



Hace de este día hoy cuatro años, y todavía me acuerdo de sus ojos, hinchados por la gripe, cuando con el maquillaje corrido y entre el griterío de los ocho engendros me dijo: “no se hubiera molestado por esta pavada.” Y me cerró la puerta.

martes, 21 de julio de 2009

COMO CHICO CON JUGUETE NUEVO


Miren lo que me regaló Mafa...

lunes, 13 de julio de 2009

SIN COLA NI CUERNOS

¿Qué significa “para siempre”?
La promesa que miente desde el principio, la falacia ignorante del miedo a morir. La utopía de la eternidad.

Mientras le poníamos nombre a la tumba de nuestro hijo nacido muerto, sin cola ni cuernos, pero con su dentadura completa, arropé la conciencia para siempre.

Y no te diste cuenta. De nada.

El viento helado nos golpeaba y era verano y no te pareció raro.
El agujero se agrandaba a nuestros pies, y seguiste caminando. Apenas agachaste la mirada, apenas si tejiste una pesadilla alguna noche. Y el maletín en tu mano continuó su camino de siempre a la oficina.
Te miraba vivir y no podía.
Quien podía vivir después de eso.
Como podías y yo no podía si él no vivía.

Decidí que no. Si no él, no yo. Y vos tampoco.



La foto la tomé prestada de acá.

La libertad y el respeto.

En realidad no era taaan linda mi idea de ayer. De madrugada todos los gatos son pardos, decía mi abuelo que bastante supo saber de ellos.

Así que decidí dejarla en un cajón (a mi idea, claro) y escribir sobre otra cosa.



Sobre la libertad y el respeto.

¡A la pipeta, no pongas esa cara! Que esto viene a colación a raíz de unos vecinitos que tengo...



Ahora sonríes, taimado lector de blogs, te saboreas ante la posibilidad del chusmerío...



Y si. Resulta que justo justo al lado de mi casa, hay una iglesia cristiana. Evangélica para ser más precisa. Y resulta además que arriba de esa iglesia hay un gimnasio. Ambos edificios comparten la pared con mi casa. Más precisamente las paredes que "compartimos" son la del living y la del dormitorio...

¡Ahhh! ¿vas intuyendo de qué viene la cosa?



A ver, aclaremos algunos puntos:



1- yo no pertenezco a NINGUNA religión, de veras. Así que me da lo mismo si reza un cura, un pastor, un rabino o si un pai umbanda pega saltitos. Lo que importa es la fe de cada uno. Tema para otro post.



2- Los gimnasios me parecen lugares muuuy útiles a nivel salud, tanto física como mental. Y por qué no, social. Tema para otro post... de otro bloguerererero que entienda de gimnasios.



3- Me llevo de maravillas con el resto de los vecinos del barrio, incluyendo la Sra. Mary que maneja el mismo rubro comercial que yo y ni un problema.



Aclarado esto, paso al punto: entiendo y acepto (de buen grado, lo juro) que todo el mundo tiene derecho a creer en lo que elija creer y a manifestar públicamente su fé. Entiendo y acepto que los profes de aeróbics, reggaeton (como sea que se escriba eso), salsa, e incluso kick boxing tienen derecho a trabajar, y a que un montón de masoquistas elijan ir a sudar a sus ritmos. Allá ellos.



Pero, pregunto: ¿Acaso yo no tengo derecho a un poco de silencio? ¿Por qué tengo que escuchar ESA música (la que ellos deciden) a ESA hora(la que a ellos les conviene)? ¿por qué tengo que escuchar los "aleluyas" y "aménes" y muchos otros griteríos que no comento para no pecar de ignorante?







Y créanme que se escucha... al punto de no poder mirar televisión, concentrarme en un trabajo cualquiera o conversar normalmente con alguien mate de por medio. Ni hablar de dormir la siesta...



He aquí mi planteo: ¿hasta dónde la libertad... y donde comienza la falta de respeto?

domingo, 12 de julio de 2009

¡JUSTO AHORA...

...que me voy a dormir se me ocurre una idea re linda para un post!!!
Bueno, mañana la escribo, ¿si?
Pero de veras está re-linda mi idea!!! Habla sobre...
No, dejá, mejor mañana, ya tengo sueñito...

martes, 7 de julio de 2009

ALONDRAS Y BUHOS


Toda mi vida amé la noche. Madrugar es un sacrificio extremo para mí, la única manera de ver un amanecer es esperar despierta a que llegue...


Me levanto, me ducho, me visto, me maquillo, tomo dos cafés estilo petróleo... y recién entonces la rusi-neurona comienza a hacer contacto. Pero un poquito no más: no me pidas que realice un análisis, una estadística, ni mucho menos un trabajo creativo. Algo mecánico, como por ejemplo planchar o barrer un piso. Hasta ahí llego...


A medida que pasan las horas, mi cerebro se va poniendo en órbita. Y al llegar la noche, está al 100% de su capacidad: entonces sí planifico, diseño, invento, creo... escribo.

En un tiempo busqué la manera de aprovecharlo, consiguiendo empleos nocturnos: fui "moza", bartender en bailables, incluso guardia de seguridad en un hospital. Todo por vivir de noche y dormir de día.


Y confieso que toda mi vida me sentí una extraterrestre por esto. Porque esta sociedad está "diseñada" para vivir de día y dormir de noche. Imaginate si quiero salir de "shopping" a las tres de la mañana, o ir a pagar un impuesto, o certificar una firma, o comprar insumos (porque SIEMPRE se me termina el cartucho o la resma a las tres de la mañana) o incluso hacer una consulta o un reclamo telefónico... ni hablar de encontrar un médico.


Opté en un principio por tratar de adaptarme lo mejor posible, sin mucho éxito, -si no pregúntenle a mi hermana por su odisea matinal durante la secundaria-, con el consiguiente cúmulo de frustración, desaliento, stress, y la convicción de ir a contramano del mundo.


Después que aprendí que ser diferente no es un estigma, que acepté mi nocturnidad como una característica más (igual que el lunar en mi nariz, por ejemplo, o la manchita de mi panza) busqué una manera definitiva de disfrutar mis noches. Y la encontré, claro, porque el que busca encuentra.


Y ahora, después de taaaanto esfuerzo y psicoanálisis, vengo a descubrir que es GENÉTICO!!!!


lunes, 6 de julio de 2009

Inútil Velar


Y conste que esto no lo hago de vaga... si no, piensen en el tiempo que lleva abrir en Corel en una pc prehistórica, y lograr esto!

jueves, 2 de julio de 2009

POEMITA