Tengo los ojos lejanos,
tan largos cuando me voy...
Tal vez nací de distancias,
de horizontes, del perdón.
Tengo oscuras las palabras
y algo profunda la voz.
La noche que fue mi padre
y la luna que me parió
me dieron collar de estrellas
y nubes por corazón:
por eso se ven tormentas,
un rayo me despertó.
Cuando nacía, la muerte
pasando me saludó,
me hizo un guiño compañero
y sin miedos me dejó.
No llevo ley ni conductas
en el bolsillo de atrás.
Voy caminando derecha
con el alma en el ojal
para ofrecer mi perfume
a quien quiera disfrutar.
Soy hija de cada día,
y cada día, al despertar,
bendigo el haber nacido...
no me importa en qué lugar.