domingo, 16 de enero de 2011

EL LATIDO SALVAJE




El dolor que florece en estas vísperas tiene raíz profunda y ácida...
Se nutre de horizontes amplios, de ganas de estirar los ojos y la piel,
de la memoria animal, de los recuerdos verdes
de la conciencia olvidada: el latido salvaje.
Raíz ahogada, hundida a golpes de rutina,
a mazazos de ovbiedad, al esfuerzo consciente de querer ser lo que no soy.
Este mundo del que emerjo aspirando bocanadas de silencio
me acaba de quebrar un sueño para el que no hay repuesto.