martes, 30 de junio de 2009

LA CALLE DEL DIABLO

Nace en la desembocadura de un parque verde, frente a una ancha avenida.
A la izquierda, el playón gris de un enorme edificio, con carteles violeta. A la derecha edificios de oficinas, hormigueros durante el día, fantasmas de ojos muertos durante la noche.
Cruzando la avenida, te encontrás la estrecha callejuela, un callejón en verdad, que permanece oscuro aún a la luz del día… no medirá más de un metro y medio de ancho.

Flanqueado por altísimas e irregulares paredes, parado aún en la entrada del callejón se siente el calor. Es una cuesta bastante empinada, y el piso es lo más espectacular: un empedrado viejísimo, suelto, incómodo, asoma apenas entre agujeros enrejados donde (si te atreves a mirar) puedes ver las mismas llamas del infierno. Muuuy abajo, claro.
Avanzando, como puedas, en algunos tramos las paredes se inclinan en ángulos inverosímiles hacia la calle, obligándote a riesgosas posturas para pasar, angostando más aún el callejón.
Una vez que pusiste el pie en la calle del diablo tienes que seguir adelante. ¿Por qué? Quien sabe. Sólo HAY que seguir.

Las gárgolas que deberían estar en las terrazas están a dos metros del suelo, sobre tu cabeza. Y las figuras esculpidas en lugares insólitos hacen todavía más increíble este paseo. El olor a tabaco, alcohol y sudor sube por las chimeneas que también emergen en los lugares más inesperados: en medio del callejón, desde el suelo, (tendrás que rodearlas) o desde las mismas paredes oscuras.
La calle mide solo cien metros de largo, pero cuando llegues al final, te parecerá que has recorrido miles.
Cada reja del piso ocupa la mitad de la calle, y a veces se continúan una a la otra y deberás pasar sobre ellas. Entonces sientes el calor de las llamas que te acaricia las pantorrillas, los muslos, la entrepierna. No te queman, pero están ahí.
Diez metros antes del final del callejón la última odisea: las negras cadenas que te impiden el paso y el cancerbero en la única abertura, deberás tener la respuesta al acertijo para seguir adelante.
Si lograste llegar al final, estarás frente a la inmensa boca negra, la puerta, la entrada misma hacia el sótano que viste desde arriba entra las llamas. Pasaste, entraste: rojo es el color, negro es el aire, impresionante el ruido… Bajá la escalera hacia lo profundo, y estarás en el interior del Infierno, el mejor boliche bailable de la historia.

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