lunes, 2 de abril de 2018

BITÁCORA DEL MIEDO


28 de marzo – 14 hs (en casa, acostada)
Oí las voces en mi cabeza:
“El trae…” (voz de hombre, tranquila.)
“¡Tiene colores, tiene colores!” (voz de mujer, entusiasmada)

29 de marzo – 01.30 aproximadamente
Distorsión ambiental del pasillo del hospital (se volvió líquido)

10.30 hs – abriendo la puertita de rejas de la casa de mamá.
Opresión en el pecho, vacío en el estómago, vista nublada, sensación muy desagradable. 3 o 4 segundos.

01 de mayo – 06.26 hs.
Bajaban un bebé de una ambulancia  en incubadora. Cuando le pregunté al chofer si iban a Neonatología, si necesitaban que avisara, miré al bebé y SUPE que iba a morir. Creo que SUPE que el bebé “pensaba” eso. SENTÍ el miedo del bebé, su desorientación o algo así. Fue aterrador.

14 de mayo
Escuché (en mi cabeza) palabras reiteradas, y no entendí su significado aunque eran claramente pronunciadas. Dos palabras.

17 de mayo – 01.00 hs – hospital
Hoy estoy terrible. Empezó hace media hora, en plena oficina, con Claudia y Aníbal. Un estallido de luz en el cerebro, doloroso, agudo, seguido de una sensación de mareo, cuesta enfocar los ojos y la conciencia. Se me revolvió el estómago, me cuesta escribir, casi no veo. Salí a caminar por los pasillos, y frente al laboratorio, me detuve en la ventana. Mi cabeza gira sola hacia la izquierda, por más fuerza que haga no la puedo volver. Me hormiguean las manos, mucho calor, agitada. Hay algo conmigo, SIENTO que quiere algo, me siento mal, tengo miedo.
Son las seis y veinte, estoy en la garita. Anoto esto acá porque no sabía donde mas anotarlo. Hoy comprendí el significado de la palabra “nausea”. No puedo precisar los horarios pero fue una noche terrible. El mareo no me abandonó ni un instante, y la tendencia a girar la cabeza a la izquierda me volvió loca. Me duele el cuello de hacer fuerza para tenerla derecha. Perdí el equilibrio y el sentido de orientación y ubicación muchas veces: me parecía estar en otro sitio, en un lugar vagamente conocido, no me doy cuenta. Todo es muy confuso. Me da tanto miedo en esos momentos que no puedo analizar nada. Una vez, durante un rondín, tuve la sensación de estar envuelta en algo como gelatina tibia, pegajoso. Fue asqueroso. Sentí que me transpiraba entera, y eso que hacía (hace) un frío mortal. En otro rondín, sola por los pasillos, cerré los ojos por un mareo fuerte, apenas había pasado la cocina. Creí que pestañeaba, pero cuando los abrí estaba caminando casi por los consultorios, más de cien metros adelante. No tengo conciencia del camino recorrido, si tenía o no los ojos abiertos, si hablé con alguien.

Una voz sonó en mi mente
Y usando mi voz
Dijo una plegaria perversa.

No lo puedo explicar de otra manera. YO, con mi voz y mis palabras, rece en silencio: “Dios, dame tu paz y no me desampares”. Entonces inmediatamente, involuntariamente, “mi voz” dijo adentro mío otra plegaria: “Señor: haz que sufra mucho antes de morir”. YO no le hablo así a Dios. Nunca le digo “Señor”: le digo Dios, Jefe, Amigo, pero no Padre ni Señor. Y lo tuteo, yo hubiera dicho “hacé” y no “haz”. Tengo mucho miedo.

10 de junio – 20 hs
Hoy tuve varios “golpecitos”. Antes de hoy no hubo mucho que contar. Una vez la voz de mi cabeza pronuncio mi nombre completo, con total claridad, un par de veces y nada más. Después, una noche oí murmullos, como si muchas voces hicieran una plegaria, pero no entendí ninguna palabra en particular. No sentí miedo ninguna de las dos veces. pero lo de hoy fue un poco mas fuerte. En la camioneta, regresando de arenales, iba pensando en cualquier cosa, mirando el paisaje por la ventanilla y de golpe, por un segundo, el cielo estuvo abajo y el campo arriba. Inmediatamente sentí calor, mucho calor. A ver: no como si la calefacción estuviera muy fuerte, sino como si me quemara. Eso: no “calor” si no “ardor”. Me mire las manos y estaban normales, pero sentía como se me ampollaba la piel, y como reventaban las ampollas. Repito: el dolor, la sensación de quemarme fue muy real, muy dolorosa y muy breve. Levanto la vista, y la fijo en una pequeña grieta que hay en el parabrisas de la camioneta. Y la grieta se ramificó velozmente, en millones de “arañas”, hasta que estalló en mil pedazos. Cosa que no ocurrió más que en mi cabeza. Es la primera vez que “veo” cosas, más allá de sensaciones. ¿Cómo termino el día? Con un remate. Se me hundió el pecho, como si me lo golpearan o me lo apretaran de golpe, fuerte, y no pude respirar por un momento. Apoye la mano derecha en la ventanilla, y el frío del vidrio me devolvió a la realidad, y ya no paso mas nada. Creo que nadie más se dio cuenta, por suerte.

11 de junio
Creo que ya entendí el punto de contacto. Son mis sensaciones. Lo que sea no entiende mi idioma, ni el castellano ni el francés. Entiende las sensaciones. Y se trata de comunicar de esa manera. Cuando pronunció mi nombre, intenté preguntar en voz alta quien era y que quería, y solo volvió a pronunciar mi nombre. Pregunté “¿estás muerto?” y se “cortó” la comunicación. Hoy hice otro experimento. Oí palabras, (estaba sentada escuchando música) entonces cerré los ojos, me relajé y traté de no pensar en palabras. Me resulta muy difícil, de verdad, “pensar” mis sensaciones. Percibí primero una profunda tristeza, un sentimiento de soledad, que reconocí como propias. Y después sentí la presencia fuerte de algo, una sensación muy real, de algo inquietante, asustado. No era YO, no sentí miedo esta vez, sino curiosidad. Necesidad de ampliar ese contacto, necesidad de saber. Me quede ahí, tratando de no pensar, si no de sentir. Y sentí. Sentí que me “estudiaban” por dentro, como “revolviendo” mi cabeza, como buscando algo. Me dejé conocer, hasta que sentí que una mano, si, una mano humana, tibia, me tocaba la pierna izquierda cerca de la rodilla. Me sobresalté y abrí los ojos, pensando que habría llegado alguien (mamá o Dani)) y al verme así me habrían tocado par ver que me pasaba. No había nadie. La música había terminado y había pasado más de media hora. Para mi fue un minuto. Fue increíble. No creo tener TANTA imaginación, y no creo estar lo suficientemente loca para inventar estas sensaciones. Ahora estoy segura de que algo intenta comunicarse conmigo. Ojala lo logremos.

11 de enero

Hace dos meses terminé una larga serie de estudios neurológicos. Me diagnosticaron epilepsia. Me medicaron. Se terminó… lástima.

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