martes, 10 de agosto de 2010

DOS PERLITAS AÑEJAS

Así, como para recomenzar. Las dos son de hace muchos años, cuando aún era posible enamorarse locamente.



I



Te amaré en silencio
y te amaré por siempre.

No importa a quién ames,
no importa a quién beses,
te amaré en silencio
y te amaré por siempre.
Aunque yo me vaya,
aunque tú te alejes.

No importa a quién mire,
no importa a quién bese,
te amaré en silencio...
y te amaré por siempre.



II


Es la hora en que se apagan las palabras.
Es la hora que duda
entre la oscuridad y el silencio.
Es la hora de la angustia del insomne,
entre lunas que vacilan y se mueren.

Esa hora que disfruto tibiamente,
ante el miedo de la noche
que se apaga.

Es la hora del recuerdo y de las brujas,
es la hora del poema y los fantasmas,
es la hora sádica y doliente
que transcurre calma, cruel y suavemente.

Es la hora en que tu nombre llama.
Es la hora en que te pienso siempre.
Es la hora en que los pocos que quedamos
esperamos un suspiro de la muerte.

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